jueves, 10 de noviembre de 2011

MESTIZAJE CULTURAL




Mestizaje es el encuentro biológico y cultural de etnias diferentes, en el que éstas se mezclan, dando origen a nuevas. Se utiliza con frecuencia este término para describir el proceso histórico sucedido en Iberoamérica que la llevó a su estado racial y cultural actual. Sin embargo, puede también referirse a otros pueblos que hayan atravesado un proceso de encuentro entre varias razas o culturas, como Filipinas, Sudáfrica o Estados Unidos, cada caso en distinto contexto y medida.





El mestizaje no es el resultado de una necesidad, sino más bien responde a las estructuras históricas de los pueblos al igual que a su geografía e incluso su situación climática. Es por ello que diferentes regiones dentro de un mismo país pueden presentar diferentes grados y tipos de mestizaje. El ejemplo latinoamericano es notable, puesto que ejemplifica una mezcla racial expandida por gran parte del territorio.

Este proceso ha sido definido como uno de transculturación, que ha definido la identidad latinoamericana. El proceso de mestizaje en América Latina se originó con la llegada de los europeos al continente y subsecuentemente de los esclavos africanos que vinieron con ellos. En este encuentro de culturas surgieron tres tipos de mestizos:

Mestizos: mezcla de indígena y europeo;
Mulatos: mezcla de africano y europeo;
Zambo: mezcla de africano con indígena.
Castizo: mezcla de mestizo con europeo
Criollo: españoles nacidos en la Nueva España


El mestizaje ha sido uno de los temas fundamentales en los continentes americanos pero especialmente en América Latina. Esta característica de fusiones culturales, ha sido acogida en las últimas dos décadas para explicar el fenómeno de la pluralidad en Iberoamérica. Así mismo, esta misma ideología le ha dado fuerza a la teoría de que detrás de la percepción de la sociedad como producto del mestizaje existe un fenómeno enmascarado de racismo y exclusión. Este último punto se refleja en el hecho que estudios recientes tienden a llamar la atención sobre la necesidad de reformar el derecho para poder hacer frente a una realidad antes inexistente o ignorada: la pluralidad de la sociedad.







En el caso especifico de Colombia, según un informe de la Organización de Naciones Unidas, más de una cuarta parte de la población es afro-descendiente, y dentro de esta población, las tasas de analfabetismo y mortalidad infantil son tres veces mayores que las del resto de los colombianos. Esta cifra manifiesta la relación directa que existe entre las condiciones de vida y raza y verifica la necesidad de hacer reformas institucionales que estén dirigidas a favorecer a los grupos desaventajados. La noción de universalidad del mestizaje y como consecuencia la homogenización teórica no debe continuar siendo sostenida, desenmascarar la concepción de mestizaje permitirá la creación de políticas más adecuadas para resolver la desigualdad en las sociedades latinoamericanas.


La idea del mestizaje, según algunos estudiosos, ha sido utilizada por los gobiernos y las élites latinoamericanas para ocultar indicios de discriminación racial y racismo en el continente. Utilizando términos de Stanley Cohen, Ariel Dulitzky argumenta que existen tres tipos de formas en que la discriminación racial y el racismo son negadas en el continente: la negación literal, la negación interpretativa y la negación justificada . La primera de éstas se da cuando los gobiernos niegan que cualquier tipo masivo de discriminación racial y racismo se dé en sus países.






Una forma clara de negación literal es mediante el uso de la idea de mestizaje. A través del discurso de igualdad de razas en el continente, la percepción de que todos pertenecemos a una sola raza “mestiza” que tiene los mismos ancestros ayuda a reforzar la imagen de que no existe el racismo puesto que ni siquiera existen razas diferentes. Esta noción ayuda a reforzar la idea de la democracia e incluso a fomentar la consolidación de un nacionalismo que fortalece el estado, en el período republicano la idea de la raza única mestiza era un arma de defensa contra otros elementos que podían fragmentar los nuevos estados latinoamericanos por medio de esta se buscaba fortalecer los países emergentes al estilo de las naciones europeas.

Sin embargo esta visión de mestizaje ha adquirido según Peter Wade una imagen que se acerca más a aquella proyectada por la raza blanca y se ha intentado alienar a la raza indígena y aún en mayor medida a la negra.

Existe la noción de que en estas razas no blancas que se podría decir también son no mestizas, existe, esto es entre ciertos grupos, un deseo de blanqueamiento de su raza mediante el mestizaje lo que les llevaría a un nuevo posicionamiento dentro del orden social. En esto se enfoca Wade al hablar en especial de la raza negra cuando algunos buscan abrir un camino de abrir nuevas posibilidades para sus ascendentes. Sin embargo existe la noción contraria bajo la cual el mestizaje es evitado por una de las razas ya que esto es mal visto por los suyos, en el caso de alguien de raza negra esto podría ser considerado una traición.




Mestizaje etnico
En la etapa colonial, el orden social se estructuró en base a una división de castas, resultado de la casi infinita posibilidad de cruces que se dieron en América entre los tres grandes troncos raciales: el indígena, el de procedencia europea y el de origen africano. El esquema, impuesto por los conquistadores, era jerárquico y fue configurado sobre los criterios de raigambre feudal provenientes de Europa.

La cúspide de la pirámide era blanca, sustentada por las subdivisiones “inferiores”, configuradas por las mixturas étnicas, entre ellas la de los mestizos.

El mestizo ocupaba una jerarquía menor al español y al criollo (hijo de europeos nacido en América); pero en la pirámide social si el mestizo tenía un rango menor que el criollo y el blanco, tenía en cambio un rango más alto que el indígena. Naturalmente el mestizaje étnico, fruto de la combinación racial, estableció una posición social para cada grupo resultante. En tanto que el mestizaje cultural, producto de la interacción de culturas, se fue gestando en un proceso de más largo plazo, produciéndose una sincretización de valores y pensamientos de una y otra culturas.




http://www.misecundaria.com/Main/ElMestizajeCultural

Mestizaje cultural
Después de la conquista, en las comarcas americanas se estableció una organización y administración política con las características que ofrecía la España católica. La iglesia, uno de los principales centros de difusión del pensamiento colonialista europeo, catequizó y transmitió su ideología a los habitantes americanos, a través de diversos medios, uno de ellos fue precisamente la música religiosa.

Los Siglos XV y XVI marcan el esplendor de la música española. La de mayor representatividad fue la música religiosa, que se asentó en los Conventos y cuyo exponente fue el maestro de capilla: educador, intérprete y compositor.

En un principio, sólo podía ser maestro de capilla un religioso ordenado que venía de España. Sin embargo, con el tiempo, fue sustituido por músicos profesionales, muchos de los cuales eran criollos y aun mestizos. El primer mestizo del que se tiene noticias, que llegó a ser maestro de capilla, fue Diego Lobato de Sosa Yarucpalla (ca. 1538-ca. 1610). Otros famosos representantes musicales fueron Gutierre Fernández Hidalgo (ca. 1553- ca. 1620) y Manuel Blasco (ca. 1628-ca. 1695).






Los jóvenes indígenas fueron educados musicalmente por religiosos. En Quito, desde 1535, funcionaba una escuela organizada por los franciscanos Fray Jodoco Ricke y Pedro Gosseal, en la cual se enseñaba, entre otras disciplinas, música. Se seleccionaban estudiantes entre varios pueblos de la región, sobre todo ingresaban los hijos de los caciques, a quienes se les enseñaba a tocar órgano, flauta, sacabuches, canto, etc.

http://mx.answers.yahoo.com/question/index?qid=20091027173800AAgRJpR






El concepto de “Mestizaje Cultural”como identidad regional. La constitución del “Nosotros” Latinoamericano. El concepto de Mestizaje Cultural, encierra para Latinoamérica un núcleo de conformación social que permite recrear y transformar dinámicamente los procesos críticos de las sociedades actuales, ya sea de índole económico social o político. Somos mestizos no-solo étnicamente, cuestión ya analizada desde momentos de la conquista americana, más aún, estos procesos de mestización existieron ya en las culturas precolombinas como cuestiones netamente sociales, donde se suponen ámbitos de encuentro o de confrontación, somos mestizos porque a parte de haber recibido influjos de distintas migraciones con ellas también han migrado culturas, hábitos y cosmovisiones que han tenido que adecuarse a su nuevo horizonte.







Latinoamérica es el horizonte más amplio de las regiones que recibieron estas corrientes migratorias. En el período de colonización, momento en que nuestro continente entra en la historia occidental, se da un proceso de mestizaje que será un eje transversal para la constitución de las nuevas sociedades, sociedades donde blancos “civilizados occidentalmente” se sintetizan con lo originario, momentos desde el cual comienzan las luchas de poder dirimiendo instancias de derecho.


Ser mestizo es lo que en la nueva constitución comunitaria lleva a la obligación de situar no ya en suelo sino en conciencia los lugares de pertenencia, para luego dar espacios físicos; proceso que permitirá el paso de lo biológicamente mestizo a un mestizaje que se va conformando de modo cultural. En la historia de la política Argentina la dicotomía era “civilización o barbarie”, dividiendo una sociedad que se va gestando en medio de un juego, en el que conforma su núcleo comunitario. La respuesta es “bárbaramente civilizados”, prejuicio o complejo de inferioridad que marcó un modo de hacer política.



http://riie.com.ar/?a=35231

ARTE Y CULTURA TEMPRANA




La presencia de los españoles en Mesoamérica -además de las razones y beneficios económicos que les reportarían los nuevos territorios- tenía un sentido religioso: ellos recién habían liberado su territorio del islam, poseían una monarquía profundamente católica y, a lo largo de la vida colonial, se transformaron en los defensores del papado y el catolicismo frente a la reforma protestante y las otras religiones. Salvar las almas de los indígenas era una de sus mayores prioridades. El peso del catolicismo en las empresas españolas también se manifestó en una buena parte de sus obras artísticas: su arquitectura, escultura y pintura nacieron y vivieron como un espacio sagrado y como objetos cuyo principal destino era la adoración de Dios.



La fusión de dos culturas

A pesar de la gran importancia que tenía para los españoles el vínculo entre la divinidad y las artes, los habitantes del Nuevo Mundo comenzaron a unir su visión del mundo con las creaciones de los peninsulares: las artes novohispanas no eran españolas y católicas en un sentido absoluto; en ellas, si se observa con cuidado, existe un dejo indígena.


Arquitectura

La llegada de los españoles y sus religiosos implicó la necesidad de edificar un mundo: ellos no estaban dispuestos a vivir y oficiar en construcciones indígenas. Por esta razón, las ciudades cambiaron su rostro, las urbes indígenas dieron paso a poblaciones perfectamente cuadriculadas donde los edificios mezclaban las ideas estéticas de Europa con los materiales y la mano de obra de los naturales. Por su parte, los religiosos no sólo estaban obligados a promover la construcción de sus templos y monasterios, sino que -en cierto sentido- debían adaptarlos a las nuevas necesidades: a pesar de que las iglesias no perdieron su planta en forma de cruz, surgieron capillas abiertas que invitaban a los indígenas a practicar la nueva fe en condiciones espaciales muy parecidas a las del pasado. Asimismo, las distintas órdenes promovieron el desarrollo de diferentes estilos arquitectónicos que pretendían resaltar las virtudes y características de sus sacerdotes, como ocurrió en la austeridad de las construcciones de los franciscanos. Evidentemente, las modas también afectaban a las construcciones y, justo por ello, no resulta extraño que en el territorio novohispano convivan edificios barrocos, neoclásicos y con tintes rococó.


El pincel y el cincel

La situación de la pintura y la escultura novohispana no era muy diferente de la arquitectura: la mayor parte de su producción estaba marcada por el mestizaje y tenía un destino sagrado, aunque, en ciertas ocasiones, mostraba un rostro cívico gracias a las esculturas ecuestres -como la estatua de Carlos IV esculpida por Manuel Tolsá- o los cuadros de castas que intentaban mostrar y enseñar las regulaciones que caracterizaban la vida de la gente de color. Quizá, una de las características más interesantes del arte colonial sea posterior al inicio del culto guadalupano, cuando los pinceles y los cinceles iniciaron un largo viaje en pos de un nuevo rostro para el virreinato, un rostro lejano de los peninsulares y la Corona y cercano al espejo que reflejaba el nacionalismo que definiría un nuevo rumbo para Nueva España.






ARTE Y CULTURA EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX: EL NACIMIENTO DE LAS VANGUARDIAS ARTÍSTICAS, 1848-1918

El período que media entre 1848 y 1918 se encuentra caracterizado en el terreno cultural y artístico por la fustración de las esperanzas depositadas en las revoluciones de 1848, que generó un repliegue de los artistas sobre sí mismos, explicitado en la expresión de el arte por el arte, y la apertura de la conciencia de crisis, que preludia el estallido de la primera guerra mundial, verdadero cierre de un siglo que se había inaugurado con las expectativas abiertas por la Revolución francesa y que finalizó, en el plano cultural, con el decadentismo paradigmático de la Viena fin de siglo, acidamente denunciado por la afilada pluma de Karl Kraus.


A lo largo de estos setenta años, la civilización occidental, que se ha enseñoreado del planeta mediante la expansión militar y económica de los imperios europeos, combinó la plenitud del proyecto ilustrado y, consecuentemente, el agotamiento formal de los caminos abiertos por la Ilustración, con la aparición de las primeras rupturas, ejemplificadas en la poesía imposible de un Mallarmé o el grito agónico de la pintura de un Edvard Munch, por no mencionar la locura final de un Nietzsche que, más que anunciar la muerte de Dios, estaba señalando la muerte del hombre nacido con la Modernidad. Rupturas que iban a dar lugar a la aparición de las vanguardias artísticas que han caracterizado la cultura occidental del siglo XX. Vanguardias que pueden ser interpretadas como el canto de cisne de una civilización que, una vez recorridas todas las sendas posibles, incluidas las de su negación más radical, ha quedado exhausta, instalada en la contemplación manierista y autocomplaciente de lo realizado.



En efecto, si bien es cierto que el arte contemporáneo no puede ser interpretado simplistamente como la evolución del arte del siglo XIX, no es menos cierto que los caminos transitados por las vanguardias en los dos primeros tercios del siglo XX pueden ser leídos como la culminación del proyecto ilustrado, pues su propia negatividad respecto de la Ilustración sólo es posible a través de la existencia de la misma.


Pero comencemos por el principio. Hemos dicho que el arte contemporáneo no nació de la evolución del arte del siglo XIX, sino de la ruptura con el mismo. Cabría preguntarse: ¿ruptura con qué?. Si contemplamos la cultura occidental como un todo, esto es, como civilización, por encima de los diferentes brazos que surgiendo del caudal principal desembocan en el amplio delta del fin de siècle, o


bservaremos la amplia unidad que media entre el último tercio del siglo XIX y el primero del XX, como hemos intentado analizar en el capítulo dedicado a la ciencia y al pensamiento del período. Cuando hablamos de ruptura nos estamos refiriendo, por tanto, a algo más que a una simple ruptura artística; cuando hablamos de Krisis nos referimos a una crisis civilizatoria, que va a recorrer todos los órdenes de la cultura occidental surgida durante el Renacimiento y configurada plenamente con la Ilustración. En este sentido, las rupturas que en el plano artístico van a sucederse en el último tercio del XIX, y que dieron origen a las vanguardias, pueden interpretarse como la manifestación más amplia de la Krisis que atraviesa a la civilización occidental en su momento de máximo esplendor.


En 1848, la ola revolucionaria que había inaugurado la Revolución francesa quedó agotada. La siguiente convulsión que asoló Europa, la Comuna de París, respondía ya a otros patrones. Es el cuarto estado, si queremos utilizar la terminología del abate Sièyes, el que hizo su irrupción como protagonista en la historia de Europa, o por usar una acepción más acorde con los acontecimientos de 1871: el proletariadopensado por Marx.




El Museo Nacional de Arte Romano de Mérida participa, una año más, en la XI edición de la Semana de la Ciencia, Año Internacional de la Química, con la actividad 'El color de Roma'.


Bajo este lema, los Departamentos de Investigación, Conservación y Educación han programado distintas actividades para tratar un "interesante asunto", la restitución de la policromía estatuaria.






Descubrieron aldeas construidas por los Garamantes, una tribu de nómadas bárbaros que resistió al Imperio Romano. Están en medio del desierto del Sahara, y su origen oscila entre los siglos I y IV después de Cristo.


Un equipo británico se ha servido de satélites y fotografías aéreas para identificar los restos en uno de los lugares más inhóspitos del desierto. Se compone de más de un centenar de granjas fortificadas y aldeas con estructuras en forma de castillos, además de varias poblaciones.